PC: El Comics Code Authority y la censura. Segunda Parte


Por Alberto Calvo.

En la entrega anterior de esta columna, publicada hace un par de semanas, incluí una traducción de los lineamientos de contenido requeridos por un comic para obtener el sello de autorización del Comics Code Authority, y quedé de ahondar un poco en su origen y antecedentes en la siguiente entrega, y eso es justamente lo que haré ahora.

La década de los 1950s en los Estados Unidos estuvo marcada por el clima de paranoia que predominó durante los primeros años de la Guerra Fría. La derecha conservadora se lanzó en una gran campaña en contra de todo lo que veían como parte de la gran amenaza comunista en contra de las "buenas costumbres" y el estilo de vida americano, y los comics no fueron la excepción. En 1954 apareció publicado el libro Seduction of the Innocent, obra del Dr. Fredric Wertham, un psiquiatra convencido de que los comics eran una forma negativa de literatura popular que resultaba perjudicial para el desarrollo moral de los niños y jóvenes y podría incluso ser un elemento que fomentase la delincuencia juvenil.

El libro tuvo un éxito moderado, suficiente como para crear alarma entre algunos padres de familia y llevar a la creación de asociaciones que buscaban hubiera mayor censura en el contenido de los comics. Ese mismo año se llevaron a cabo las audiencias del Subcomité del Senado para la Delincuencia Juvenil, las cuales se enfocaron principalmente en la industria del comic y el papel que estas publicaciones tenían en el desarrollo moral de los niños y jóvenes norteamericanos.

A pesar de que no se dio ninguna determinación negativa en dichas audiencias y que no se presentó tampoco ninguna sanción para nadie involucrado en la producción y distribución de comics, las diferentes editoriales decidieron jugar a la segura y adelantarse al gobierno creando un organismo dependiente de la Comics Magazine Association of America (CMAA) que se encargaría de revisar los contenidos de cualquier publicación que los miembros de la Asociación quisiesen publicar, naciendo así el  de auto-censura, naciendo así el Comics Code Authority (CCA). Los lineamientos del código fueron creados tomando como base un reglamento similar -aunque bastante menos estricto- redactado por la Association of Comics Magazine Publishers, predecesora de la CMAA, el cual apareció en 1948 pero nunca fue ejecutado. Este dato me parece de particular importancia porque revela la parte más oscura y preocupante de la existencia del CCA: no solo era censura. Era auto-censura.

El CCA no tenía ninguna autoridad real sobre las editoriales, pues al tratarse de una organización civil no tenía manera de obligar a nadie a acatar sus lineamientos. Sin embargo, dado que los comics eran vendidos en farmacias, droguerías, fuentes de sodas y tiendas de abarrotes más que en puestos de periódicos, poco tardaron esos comercios en buscar limpiar su imagen ante los supervisores gubernamentales, y poco a poco convirtieron en una exigencia que los comics que vendían portaran el sello de autorización y negándose a incluir aquellos que no.

El principal afectado por esta medida fue EC Comics, cuya línea de comics estaba mayormente dedicada a los géneros de horror, crimen y ciencia ficción. Aún cuando la editorial intentó crear títulos que se apegaran a los lineamientos del CCA, éstos nunca tuvieron suficiente aceptación comercial, forzando a la editorial a abandonar por completo su línea de comics y concentrarse en su revista humorística MAD.

De manera similar, la oferta de comics en diversos géneros fue disminuyendo poco a poco hasta casi desaparecer por completo, hasta llegar al punto en que la gran mayoría de los comics publicados en los Estados Unidos eran de superhéroes, género que se podía apegar al código con relativa facilidad apegándose a una sencilla fórmula: Una clara distinción entre héroes y villanos, sin ambigüedades de ninguna clase, y la certeza de que el bien siempre vence sin importar las dificultades que deba enfrentar.

El código ha sido modificado varias veces a lo largo de los años. En 1971 se hicieron cambios para permitir que monstruos clásicos, como vampiros, hombres-lobo o el monstruo de Frankenstein, pudiesen aparecer libremente. No así los zombies, que permanecieron vetados por muchos años más. En el mismo 1971 se dio un caso hasta cierto punto polémico, pues Marvel Comics publicó un arco de tres partes en Spider-Man sin la aprobación del CCA. La polémica se suscitó porque Stan Lee escribió la historia a petición del Departamento de Salud, Educación y Bienestar de los Estados Unidos, organismo que deseaba crear conciencia sobre los peligros del abuso de estupefacientes y decidió utilizar los comics como un medio para llevar el mensaje a los jóvenes. El CCA negó la aprobación a la historia, pero Marvel decidió publicarla sin el sello, confiando en que contarían con el respaldo gubernamental.

La editorial recibió efectivamente el apoyo del organismo, creando bastante publicidad alrededor de la historia. Este hecho motivó que se hicieran más cambios al código a fin de permitir la mención de drogas siempre y cuando su uso y distribución fuesen presentados como el riesgo para la salud que representan. Tras esos cambios DC Comics también publicó una historia sobre el tema en las páginas de Green Lantern/Green Arrow, hecho curioso tras las fuertes críticas a Stan Lee y Marvel expresadas por su entonces editor en jefe, Carmine Infantino, quien les condenó severamente por atreverse a "desafiar el código".

Con el paso del tiempo el CCA fue perdiendo fuerza y las editoriales empezaron a mostrarse más laxas en su observancia de los lineamientos, aunque esto no quiere decir de ninguna manera que la censura haya desaparecido del medio. En particular recuerdo dos casos donde la auto-censura se volvió a manifestar, particularmente del lado de DC Comics. Primero fue la salida de Rick Veitch como escritor de Swamp Thing, y algunos años más tarde la de Warren Ellis de Hellblazer, ambas tras conflictos internos provocados por historias consideradas como innecesariamente polémicas por parte de la editorial. En el caso de Ellis cabe destacar que Hellblazer es un comic publicado bajo el sello Vertigo, mismo que nunca ha incluido el sello de aprobación del CCA. Aparentemente fue a nivel administrativo dentro del corporativo de AOL/Time-Warner que la historia de Ellis no cayó bien, pues todo parece indicar que el autor británico contaba con el apoyo tanto del staff editorial como del mismo publisher de DC Comics en aquel entonces, Paul Levitz.

Marvel decidió dejar de enviar sus comics al CCA en el 2001, en tanto que DC los sigue enviando pero publica los comics sin importar si reciben la aprobación o no. El resto de las editoriales, mucho más jóvenes y en la mayoría de los casos con una mayor diversidad de contenidos, nunca lo han utilizado. Sin embargo, el CCA aún existe, y hay editoriales que aún muestran el tradicional sello en sus portadas, pero se trata principalmente de aquellas especializadas en publicaciones infantiles, como Archie Comics, Bongo Comics, o el sello Johnny DC.

Obviamente la censura es un tema que da para escribir y comentar mucho, pero creo que por esta vez me he extendido bastante. Hasta la próxima.

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