Reseña: Hawkeye #3

por Esteban Pedreros

Escritor: Matt Fraction.
Artista: David Aja.

Colorista: Matt Hollingsworth.
Rotulista: Chris Eliopoulos.

Editores: Stephen Wacker y Sana Amanat (Asociado).
Editorial: Marvel Comics.

Portadas: David Aja.

Fecha de Publicación: 17 de Octubre de 2012.

Tenía ganas de volver a reseñar esta serie porque me quedó dando vueltas la reseña que hice del número #1 por dos motivos: a) fue aclamado casi universalmente y yo sólo le dí un 6 de 10; b) escribí esta burrada...

El arte de David Aja me gustó bastante ya que, apropiadamente asistido por la opaca paleta de Hollingsworth, logra darle un tono melancólico a la revista que calza perfectamente con la historia que narra Fraction. No veía el trabajo de Aja desde que leí un par de números de su Immortal Iron Fist y me recordó bastante el trabajo de Tonci Zonjic en Who is Jake Ellis.

Hawkeye está intentando organizar su arsenal de flechas con la ayuda de Kate Bishop (la Hawkeye de los Young Avengers) y se ve obligado a salir a la calle, ante la necesidad de comprar café y cinta para etiquetar. Por supuesto que una diligencia tan poco importante no podía dejar de ser interrumpida por una saga de eventos improbables, que empieza a desencadenarse cuando se cruza en su camino una atractiva mujer dueña (tal vez), de un Dodge Challenger de 1970 que atrae la atención de Clint Barton.

La historia está estructurada con una narración retrospectiva que intercala la sucesión de flashbacks que conforman la historia y que sirven como remate de los gags visuales y las bromas ingeniosas que se alternan con secuencias de acción y una persecución automovilística que sorprendentemente no se hace aburrida (realmente es difícil de lograr hacer una persecución de autos en forma exitosa en un cómic) y que homenajea sin disimulo dos clásicos del cine como Bullit y The Italian Job (la original, con Michael Caine). Valdría bastante poco la pena ser más específico con la historia porque no es demasiado compleja y sus mayores méritos pasan por la ejecución artística y el humor que le aporta el guión de Matt Fraction, baste decir que Barton termina involucrándose en problemas por culpa de esta mujer que conoce y que necesitará de la ayuda de Kate Bishop para librarse de ellos.

Me agradó mucho el humor de la historia. Fraction construye a un personaje que es un antihéroe irresponsable y despreocupado, que tiene una gran habilidad para buscar y encontrar problemas y tomar decisiones incorrectas que sólo los multiplican. El compás moral de Hawkeye parece estar bastante averiado al navegar por áreas grises, pero su inevitable apego a hacer lo correcto o aquello que más se le parezca cuando la situación lo amerita, es lo que termina haciendo querible al personaje... es un idiota de buen corazón. Kate Bishop resulta una adición agradable a la revista, ya que a pesar de su rol como sidekick, termina siendo la más madura del par, esbozándose una relación que podría volverse más (¿románticamente?) compleja conforme avance la serie. Kate ompite constantemente con Clint respecto de sus habilidades como arquero, conductor, etc., además de criticarlo ácidamente por su habilidad innata de meter la pata. Esa química que se da entre ambos es la mayor fuente del humor de la serie y hace que la historia sea mucho más disfrutable.

Mientras yo comparé a David Aja con Tonči Zonjić, la mayoría lo hizo con David Mazzucchelli, lo que es por supuesto bastante obvio. Había visto antes el trabajo de Aja en Immortal Iron Fist, pero sólo en los primeros números donde exhibe un estilo muy distinto del estilo minimalista que ocupa actualmente (y que muestra también más avanzada la serie de Iron Fist) y que es similar al de Zonjić, quien por cierto también dibujó algunos números de Immortal Iron Fist, aunque eso no lo supe hasta hace poco ya que conocía sólo su trabajo en "Who is Jake Ellis?" (escrita por Nathan Edmonson y muy recomendable, por cierto). Es bastante entretenido lo que hace Aja a la hora del diseño de página y de elegir el número de viñetas que va a utilizar a efecto de comprimir o descomprimir el tiempo... parece un obviedad, pero en la actualidad es poco común encontrar páginas de más de 6 viñetas y aquí Aja dibuja algunas de hasta 11, con un promedio bastante superior al de la industria (alrededor de 8 viñetas por página, sin splash-pages ni pin-ups, un sacrificio en favor de la narrativa que es digno de destacar).

Este trabajo que ya se vería bien en blanco y negro es complementado de excelente manera por Matt Hollingsworth, al menos para mi gusto. Hay una decisión estilítica de uso de una paleta de colores reducida y un tanto apagada, lo que le da un tono especial a la historia... me gusta el uso omnipresente de tonalidad moradas (o púrpuras), propias del traje de Hawkeye, aunque rara vez lo veamos en el mismo. Hay una suerte de orgullo respecto de la tradición del personaje que es realzada por toques como ése y la recurrencia en la aparición de las flechas con trucos, sin que por ello la revista sea nostálgica, aunque si tiene un marcado acento cinéfilo setentero.

Siendo el esclavo que soy de la lógica hubo un par de cosas que no me gustaron, pero que son menores. La primera de ellas es que luego de perder la conciencia, Hawkeye se viste rápidamente y llama por teléfono a Kate para que lo vaya a buscar y entre la última viñeta de esa llamada y la primera de la secuencia en que Kate llega con su VW Beetle morado a buscarlo, Clint pasa de tener los pantalones puestos, a estar acomodándose las zapatillas a la rápida... es un momento frenético de la historia, pero es como pasar 5-10 minutos mirando el techo en lugar de ponerse la ropa a fin de que funcione el chiste de la página siguiente. El segundo es la cantidad de veces en que a Clint Barton lo noquean y/o dejan incapacitado por número... además del dañino efecto acumulativo de la concusiones, está la conveniencia de que los malos lo incapaciten, pero no lo maten y que de vuelta él los deje presos y en malas condiciones.

Creo que este tercer número es el mejor de los que han aparecido de la serie, siendo el primero el menos logrado (en mi opinión, por supuesto). Si Fraction mantiene el paso, insiste en las historias autoconclusivas con altas dosis de humor cáustico y se mantiene el nivel artístico (una preocupación evidente en las series editadas por Stephen Wacker que me parece encomiable), creo que podría tratarse del mejor lanzamiento Marvel desde Daredevil. Altamente recomendado.

Calificación:

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