PPC: Comics al Cine... una reflexión



Por Alberto Calvo

Es común escuchar gente, incluyendo fans de comics, quejándose de que las películas basadas en personajes de historieta son malas. Hoy día pareciera que eso está quedando atrás, pero no del todo. The Crow, Spiderman I y II, X-Men I y II, Blade I y II, Hulk, Hellboy, Batman Begins, Superman Returns... pareciera que el fantasma de las películas "bobas para retrasados" que se justificaban al decir "son cuentitos", ha finalmente quedado atrás.

Pero no hay que olvidar que junto a esas películas hemos tenido otras como Daredevil, Punisher, Fantastic Four, o Blade Trinity, que más que ser consideradas buenas películas, encajan perfectamente en aquella vieja definición de divertimiento barato para adolescentes con fantasías de poder (y sin siquiera tomar en cuenta cosas como Sky High o Spy Kids, que aún cuando no están basadas en comics tienen una enorme relación temática). También hay las que pudieron ser buenas pero se quedaron cortas, como X-Men 3 o V for Vendetta, y por supuesto las que nadie se enteró que estaban basadas en algún comic: Ghost World, Road to Perdition, A History of Violence, Men in Black, From Hell, The League of Extraordinary Gentleman, o incluso Rocketeer.

Y las mencionadas no son siquiera una lista completa. Habría que añadir Asterix, Sin City, American Splendor, G-Men from Hell y muchas otras. Si revisan la lista de películas que he mencionado notarán que abarcan diferentes géneros, así que tal vez no resulte justo agruparlas a todas dentro de una sola categoría por el solo hecho de haber sido adaptadas a partir de un comic. No conozco a nadie que pueda listar las películas estrenadas este año que hayan surgido como adaptaciones de una novela, ni tampoco a nadie que las pueda distinguir de aquellas creadas a partir de un guión cinematográfico original, así que ¿por qué hacerlo con las adaptaciones de comics?

Creo que se trata de un caso de autodiscriminación de parte de los fans y algunos medios de prensa especializada. ¿Por qué insistir en etiquetar y separar todo aquello relacionado con los comics? ¿Orgullo? ¿pena? ¿egoísmo? ¿Debiéramos disfrutar más una película por el hecho de estar basada en un comic? Quiero pensar que no. Existen muchas historias que temáticamente pueden estar relacionadas con el medio sin tener ninguna liga con el mismo, o aquellas que después se relacionan para seguir explotando sus propiedades. The Incredibles no tiene que ver con comic alguno, y sin embargo no me he encontrado con un sólo lector de comics que no la haya disfrutado enormemente. The Matrix muestra una gran influencia comiquera, particularmente en su estilo narrativo y en la construcción de personajes, pero su relación directa con el medio se dio después de su incepción.

Resumiendo: no deberíamos juzgar la calidad de las películas de comics de manera general, sino una por una, tal y como haríamos con cualquier otra película.

Alguna vez un amigo me comentaba que su mayor preocupación por la existencia de las malas adaptaciones era que la gente "normal" (usando el término para referirse a todos aquellos desafortunados que no disfrutan del arte secuencial, ya sea por decisión propia o por simple ignorancia), después de ver una película "de comics", pudiese llegar a la errónea conclusión de que el material de origen fuera tan malo como la película y decidiera descartar a los comics en conjunto como malos o mediocres. Y no dudo que ese caso se llegue a dar, pero no creo que sea un problema exclusivo de los comics.

Si usáramos ese mismo argumento para juzgar las novelas de, por ejemplo, Stephen King, podríamos llegar a la igualmente errónea conclusión de que todos sus libros, excepto tal vez -dependiendo de cual de las dos películas hayamos visto- The Shining (El Resplandor), son una basura. Yo mismo llegué a descalificar alguna vez a Michael Crichton por lo malas que eran la mayoría de las películas basadas en sus libros, pero en cuanto tuve oportunidad de leer varios de ellos llegué a la conclusión de que la responsabilidad de las malas películas que llegan a los cines es de Hollywood y sus casas productoras, y no de quienquiera que haya escrito o creado el material original.

Ahora, ¿cómo puedo acusar de trabajar mal a una industria que tiene más de ochenta años trabajando? Y creo que el problema radica precisamente en lo mucho que ha crecido Hollywood en todo este tiempo. En los primeros años el proceso para llevar una historia al cine era relativamente simple -entiendo lo complejo del proceso y no pretendo menospreciarlo, esto es sólo con fines argumentativos-. Los involucrados eran, a grandes rasgos, un productor, un guionista, y un director. El proceso podía variar en el orden en que se involucraran estos personajes: un productor que contrataba a un director para hacer tal o cual película, un director ofreciendo algún proyecto al productor, o un guionista tratando de vender su historia a un director o productor. Había reuniones, se ultimaban detalles y se filmaba la película. Los problemas y complicaciones de la realización no han cambiado tanto y no son el objeto de este texto, así que dejemoslo ahí, en el origen del proyecto.

Hoy día hay muchísima más gente involucrada en las diferentes etapas de la realización de una película, y esto incluye a los ejecutivos. Donde antes la decisión de aprobar o no un proyecto dependía mayormente del productor (quien era a fin de cuentas el que arriesgaba su dinero), ahora cada proyecto pasa por toda una red burocrática en donde todos opinan, o mejor dicho, se oponen, a toda clase de aspectos de cada proyecto. Contadores, mercadólogos y abogados, son gente que creativamente no tiene idea de lo que significa hacer una película, pero cuyas voces cargan mucho peso en lo que puede ser el resultado final. Incluso puedo afirmar que estas personas pueden matar cualquier proyecto antes de que este haya iniciado su pre-producción.

A lo que voy: mientras en un comic o novela gráfica existen un número reducido de creadores (escritor y dibujante, básicamente) y un solo editor a cargo de revisar y aprobar su trabajo, en una película hay decenas de personas que tienen que ponerse de acuerdo antes de filmar nada. Y el hecho de tener la obligación de obtener ganancias puede provocar que se añadan o eliminen elementos narrativos y/o de contenido a cualquier proyecto. Aquí entran el product placement y los acuerdos de licencias y merchandise.

Suponiendo que el guionista y el director puedan sortear toda esa maquinaria burocrática e iniciar la filmación, queda la interrogante de si son la gente adecuada para el proyecto. Tal vez ninguno de los dos conozca el comic, lo que puede resultar en una película que tenga poco o nada que ver con el material de origen. O tal vez lo conozcan pero prefieran "reinterpretarlo" de un modo que resulte casi irreconocible. Y tampoco podemos descartar la posibilidad de que todos los involucrados en la parte creativa sean conocedores y apasionados del comic, en cuyo caso sólo queda esperar que su habilidad o capacidad estén a la altura de su entusiasmo.

Existen casos de escritores de comics que han incursionado como guionistas de cine (o viceversa, pero eso es tema aparte), dibujantes que han trabajado como diseñadores de producción, e incluso autores de comic que han hecho las veces de cineastas. Los resultados de sus esfuerzos varían de proyecto a proyecto, lo que es claro indicativo de que el estar familiarizado con el material y/o los recursos temáticos y narrativos de un comic no es ninguna garantía de estar capacitado para trasladarlos a otro medio.

En fin. Esta larga perorata se puede resumir utilizando un cliché: Tal vez la mayoría de las películas basadas en comics sean basura, pero eso se debe a que la mayoría de las películas producidas son basura. Y yo me atrevería a ir un poco más lejos. Si juzgamos por separado, el porcentaje de malas películas de comics en relación a las que se producen es bastante menor al de malas películas "serias" de entre el total de cintas producidas.

La recomendación que yo haría al respecto es bastante simple. Si se enteran que uno de sus comics favoritos será llevado a la pantalla grande, no se hagan ilusiones. Eviten crearse falsas expectativas y así evitarán salir decepcionados. Si la película resulta ser buena, lo disfrutarán. Si no, tendrán el consuelo de saber que, a diferencia de otros miembros de la audiencia, ustedes si han podido disfrutar de la versión original de la historia. O, si les sirve de consuelo, a los videojuegos les ha ido mucho peor.

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