Comicteca: 47 Ronin, de Richardson y Sakai
A inicios del siglo XVIII, en Japón, el señor feudal Lord Asano fue injustamente ejecutado por órdenes de la corte del Shogun luego de participar en un altercado con un corrupto oficial de la misma corte. Como resultado, cuarenta y siete guerreros samurai que estaban a su servicio vengaron su muerte, cumpliendo así un último acto de honor en memoria de su señor.
Ronin (literalmente hombre errante o que vaga como las olas del mar), es el nombre con que se designaba a un samurai sin amo durante el periodo feudal de Japón (siglos XII al XIX). El código de honor de estos guerreros, conocido como bushido, los considera una aberración, pues sería impensable que un samurai que cumpliese de forma cabal y completa con todas sus obligaciones, pudiera llegar a quedarse sin amo. El bushido conmina a estos guerreros vagabundos a elegir entre dos destinos: cometer seppuku (suicidio ritual), o dedicar el resto de su vida a tratar de restablecer su honor.
Como podrán imaginar, la segunda opción ofrece gran variedad de posibilidades dramáticas, lo que convierte a estos personajes en los protagonistas ideales para muchas historias en diversos medios narrativos, y más allá de que en Japón son populares desde hace muchísimo tiempo, la aparición de los medios masivos en el siglo XX ayudó a que su popularidad creciera fuera del archipiélago nipón en muy poco tiempo. Aunque muchas de las historias más populares son obras de ficción creadas como mero entretenimiento también las hay basadas en sucesos reales, como es el caso de los 47 Ronin.
Esta historia en particular sigue a cuarenta y siete hombres que optaron por la opción de lavar su honor a pesar de que sabían que el resultado final sería muy similar. La historia de los 47 ronin capturó la imaginación del público japonés casi desde su origen, y se ha perpetuado a través de versiones ficcionalizadas (para evitar la censura, claro) para teatro kabuki o de marionetas. La han llevado al cine en cinco ocasiones, la primera de ellas, a mi juicio la mejor, en 1941, y la más reciente en 2013, en una producción estadounidense estelarizada por Keanu Reeves y de la cual es mejor no decir más.
Para muchos puede parecer un atrevimiento de Mike Richardson contar una historia tan cercana al pueblo japonés, pero el fundador y dueño de Dark Horse Comics lo hace con gran respeto por la cultura y tradiciones de aquel país. De hecho, cuando empezó a trabajar en este proyecto en 2008, reclutó la ayuda de su amigo Kazuo Koike, el legendario escritor y cocreador de Lone Wolf and Cub, mítico manga de samurai que merece un comentario aparte. Koike se encargó de revisar el proyecto, haciendo correcciones y anotaciones donde fue necesario, y prácticamente fue el editor del mismo.
Del lado visual, Richardson eligió como colaborador a Stan Sakai, mayormente conocido en el mundo del cómic como el creador de Usagi Yojimbo. Reclutarlo como artista fue la mejor decisión que pudo tomar, pues el artista estadounidense de ascendencia japonesa ha dedicado 30 años de su vida a contar historias de samurai, y está familiarizado tanto con la cultura y costumbres como con la ropa y objetos de la época, mismos que resultan esenciales para que la historia funcione.
Muchos lectores de cómic consideran erróneamente a Sakai como un dibujante de historias “de animalitos”, cuando en realidad se trata de uno de los mejores narradores gráficos que el medio haya visto jamás. Su talento narrativo y limpieza visual permiten que la lectura de cualquiera de sus obras sea fácil y amena, de forma tan clara que no hace falta incluir textos que expliquen lo que ocurre en cada página. 47 Ronin es un excelente ejemplo de su economía narrativa, y con un poco de suerte puede servir para otros empiecen a apreciar su trabajo de la forma que merece.
Otro detalle digno de mencionar es que, a diferencia de Usagi Yojimbo, donde desde hace mucho podemos apreciar el arte de Sakai en blanco y negro (salvo por las portadas, coloreadas y en ocasiones pintadas por él mismo, y por la serie más reciente, lanzada al amparo del sello IDW), aquí su trabajo es complementado por los colores de Lovern Kindzierski, veterano y talentoso escritor y artista que ayuda a enriquecer la atmósfera de esta historia.
El relato es considerado tan representativo de la cultura y tradiciones japonesas que incluso hay un dicho popular que afirma que "conocer 47 Ronin es conocer Japón". No tengo idea que tan cierto sea, pero estoy seguro de que se trata de una las mejores historias de samurai que pueden encontrar en cualquier medio. Sin duda la versión de Richardson y Sakai de 47 Ronin es un cómic bien realizado y se convierte en una recomendación prácticamente obligada.
Además, la edición de pasta dura no tiene desperdicio, desde el excelente diseño y presentación (ligeramente más pequeña que un cómic estándar) hasta la selección de papel y contenidos complementarios. En México Editorial Kamite realizó una edición traducida al español que no debe ser difícil de conseguir, así que si son aficionados a las historias de samurai, no se la pueden perder. Y si se trata de un género de ficción que jamás les haya llamado la atención o al que nunca hayan sabido cómo acercarse, ésta podría ser la introducción ideal para descubrir lo que se han estado perdiendo.
Texto originalmente publicado en La Covacha Mx
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