Reseña: Daybreakers

Los vampiros han sido desde siempre un tema fascinante para todos los aficionados a la ficción, pero en años recientes pareciera que el mainstream los ha absorbido y convertido en algo mucho menos interesante de lo que solían ser. Películas como Crepúsculo y series de TV como Vampire Diaries parecen haber convertido a estos míticos seres en productos de consumo dirigidos a las adolescentes que empiezan a dejar atrás el Disney Chanel o a aquellas jóvenes mujeres que desearían que sus telenovelas fueron algo más "atrevidas" u "originales". Afortunadamente Daybreakers juega para un público diferente.

Jamás había visto una película de los Hermanos Peter y Michael Spierig, aún cuando he escuchado comentarios encontrados pero con tendencia positiva sobre Undead, una película de zombies que realizaron hace algunos años de manera independiente y con gran éxito en Australia y en festivales alrededor del mundo. Luego de ver Daybreakers (La Hermandad), lo menos que puedo sentir es curiosidad por ver sus trabajos anteriores.

Daybreakers tiene lugar en el 2019, diez años después de que una epidemia de vampirismo azotara al mundo. Poco a poco poblaciones enteras se fueron convirtiendo, haciendo que los seres humanos se convirtiesen en una minoría, cazados para ser exprimidos y servir como alimento para la ahora dominante clase de vampiros. Sin embargo, se avecina una crisis de proporciones catastróficas, pues los seres humanos están al borde de la extinción y con ello se acabaría la única fuente de alimentos de los vampiros, provocando también su extinción.

La corporación Bromley Marks es la empresa encargada de extraer, procesar y vender la sangre, y conscientes del inminente problema de abastecimiento tienen algunos años tratando de crear una sangre sintética que pueda servir como sustituto alimenticio. El hematólogo al frente del proyecto es Edward Dalton (Ethan Hawke), un vampiro inconforme con su estado y para quien la principal motivación tras la búsqueda de un sustituto para la sangre es que éste pueda representar la supervivencia de la especie humana. Su jefe, Charles Bromley (Sam Neill), no tiene ningún interés en las motivaciones de sus empleados, pues para él lo único importante es el éxito comercial de su empresa.

Tras un accidente automovilístico, Dalton es contactado por un grupo de humanos, quienes piden su ayuda en busca de algo que puede resultar aún más importante que el hallazgo de un sustituto para la sangre: una cura para el vampirismo. Lidereados por Audrey (Claudia Karvan) y Lionel "Elvis" Cormac (Willem Dafoe), el pequeño grupo de fugitivos mantiene un campamento y recorre las ciudades intentando hallar más humanos para cobijarlos en su comunidad. Aparentemente dieron con una posible cura para el vampirismo de manera accidental y esperan que Edward pueda ayudarlos a replicar el proceso antes de que sea demasiado tarde para ambas especies. La película tiene unos visuales impresionantes, con muchos de los efectos creados y realizados por los propios directores (una razón más para ver sus trabajos anteriores).

El aire medianamente futurista de la ciudad, combinado con la necesidad de realizar la mayor parte de las escenas de noche pero en lugares bien iluminados crea una combinación muy atractiva. La aproximación que se hace al tema de los vampiros resulta refrescante, sobre todo ahora que parece que se trata de una moda el utilizarlos en películas sentimentaloides y sin personalidad.

La película no es perfecta, pero es lo suficientemente inteligente y entretenida como para ser una experiencia gratificante para casi cualquier expectador. Si les gustan los vampiros y/o la ciencia ficción, seguramente habrá algo en Daybreakers que resulte de su agrado.

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