15 - PdVP - Los tiempos cambian y siguen cambiando


John J. Mejía
Los cómics solian ser divertidos.
Hubo una época en la que corría a buscar mis cómics favoritos y deleitarme con las aventuras de héroes como Superman, Batman o Spider-Man. Era una época más inocente, donde no se encontraba sangre, sexo ni malas palabras en los cómics, aunque debo admitirlo, eso fue seguramente debido a la fuerte limitación editorial al respecto (amparada bajo el famoso sello de aprobación de cómics que obligaba a las publicaciones norteamericanas a ceñirse a ciertas normas). No era necesario ver a mi héroe favorito sangrar en cada capítulo para que disfrutara de sus aventuras. Era una época en la que con solo 32 páginas contaban una historia donde se salvaba el mundo, el Universo o al hijo del vecino, sin preocuparse por trazar una historia de múltiples partes. Pero cuando esas historias multiparte llegaban, había usualmente en juego mucho más que solo salvar al universo, o al multiverso. Y aún cuando sabias que tu héroe iba a ganar, disfrutabas el viaje. Eso era todo lo que pedías a cambio por tu dedicación.

Los tiempos cambian

Los cómics de hoy estan plagados de sangre (violencia siempre ha habido, aunque no siempre de forma tan agresiva), sexo y malas palabras. Ya hay pocos tabús sobre lo que está permitido hacer o no con un personaje y su historia, aunque pocos lo aprovechan para bien. Curiosamente, el cambio no fue algo progresivo como alguien podría pensar, sino que fue más bien algo que entró de pronto y se quedó porque, admitamoslo, sangre y sexo venden y venden bien. Cuando regresé al mundo de los cómics, me encontré con que estos eran todavía un tanto inocentes y estamos hablando del año 1992. Más de 10 años de eso dirán algunos, pero estamos hablando de personajes que llevan 70 años o más de existencia (Superman está de Aniversario por estos días), asi que eso hace que 10 sean poco tiempo realmente. El cambio a partir de ese momento fue cada vez mayor y quizás haya sido coincidencia, pero creo empezó con la muerte de Superman. Si la muerte de Gwen Stacy representó el fin de la inocencia en los cómics, la muerte de Superman fue el fin de lo prohibido. A la sangre y violencia cada vez más explicita se le sumaron las insinuaciones sexuales, violaciones (como la involucrada en la ya hoy celebre Crisis de identidad publicada en 2004 por DC Cómics) y hasta más. Finalmente, el sello de aprobación de los cómics en norteamérica cayó y ya ni siquiera las malas palabras son enmascaradas con los clásicos "%&$&%&$!!" sino que explicitamente leemos a los personajes decir "hijodexxxx!" (sin las "x" de por medio, claro).

Los tiempos cambian y las justificaciones empeoran

De estos temas he escrito antes en este blog. Y acepto que aunque no comparta las razones para estos cambios (que los lectores han crecido y es necesario darles temas más fuertes, es el argumento favorito de los editores, mientras que culpar al sello de aprobación y definirlo como una camisa de fuerza que cercenaba la libertad creativa era el argumento usado por otros), llegué a disfrutar muchos de ellos en su momento, como por ejemplo la fractura de espalda de Batman a manos de Bane en la clásica saga Knigthfall (1993) o la salvaje toma de los anillos de los Linternas Verdes por Hal Jordan en la controversial Emerald Twiligth (1994). Pero con el tiempo estas historias comenzaran a tornarse inevitablemente repetitivas. Y es que cuántas veces puedes tener a Superman reventado a morir antes que deje de ser llamativo? Cuántas veces van a amenazar con matar a Batman cuando todos saben que no va a ocurrir? A cuántos personajes tendrán que convertir en gays o lesbianas o asesinos sicóticos antes que entiendan que estos cambios por si solos no bastan si no hay una buena historia que lo sustente? Dos ejemplos para mi gusto: la muerte de millones en Coast City y su imposibilidad para hacer algo al respecto llevó a Hal Jordan a emprender una cruzada para hacerse al poder de todos los Linterna Verde y convertirse finalmente en Parallax. Yo me lo creí. Pero hacer que un berrinche convirtiera al Lex Luthor salvador del único Universo que sobrevivió a la Crisis en Tierras Infinitas en supervillano, no me convenció del todo.

Los tiempos cambian pero los fanáticos continuan

El fanático de los cómics, al igual que el resto de los mortales de este planeta, es una criatura de costumbres. Y cuando le cambias las costumbres pues es solo cuestión de tiempo antes que se ajuste y se amolde de nuevo a ellas. Eso lo saben los editores y por eso saben que no importa cuanto pataleemos, nos quejemos y despotriquemos de su trabajo, al final lo aceptaremos y nos acostumbraremos. Es el proceso en sí el que resulta un tanto doloroso. Cómo puedo leer de nuevo una historia de Spider-Man cuando se que el personaje hizo a un lado todo lo que siempre defendió desde los 60s (su integridad como persona!) e hizo un pacto con el mismisimo diablo para salvar la vida de su anciana tía? (esta bien, seamos justos, lo hizo con Mephisto pero para los efectos es lo mismo). Cómo puedo disfrutar las aventuras de Superman cuando se que DC (su casa editora) ha hecho trizas los origenes establecidos del personaje y hay amenazas de que todo va a cambiar de nuevo con la próxima Crisis Final? A veces recuerdo mi reacción cuando supe del reinicio de Superman por allá en 1986 y nada sabía de la tal Crisis en Tierras Infinitas que se usó como marco de lanzamiento para ese cambio. Pensé: "Super!", pensé al leer ese primer número escrito y dibujado por John Byrne. Y cuando tiempo después leí en Internet lo que había ocurrido en la mentada Crisis, exclamé "eso estuvo de remate!" y se me despertaron unas ganas increíbles de leerlo. Cuándo fue la última vez que supe de un evento en los cómics y dijera: "quiero leerlo" ? cuando anunciaron la pasada Crisis Infinita (2005), estaba entusiasmado con la idea. Pero cuando vi como la desarrollaban, como introducian violencia de forma abusiva para justificarla (la Mujer Maravilla torciéndole el cuello a un hombre para matarlo, Batman esquizofrenico, Superman sin la chispa que siempre lo caracterizó como el héroe número uno, etc.) y como la violencia se tomaba las páginas de la Crisis misma dejando un rastro de sangre en cada página, me desilusioné. Por el contrario, la llamada Guerra Civil publicada un año después y que narraba la lucha entre los héroes de Marvel, divididos entre aquellos que deseaban unirse a la nueva Acta de Registro del gobierno y los que decidieron continuar como vigilantes al margen de la Ley, me atrapó hasta el final. tenía violencia? Si, pero no era el motor que impulsaba la historia y no se usó de forma gratuita. Cada acto de violencia extrema plasmado en la Guerra Civil tuvo una consecuencia clara (como cuando Punisher asesina a dos villanos que deseaban unirse a la rebelión y capitán América lo encarcela). En la Crisis, Superboy-Prime asesina una miriada de personajes y para qué? Solo para que los editores pudieran quitarselos de encima, uno de ellos, Superboy el clon de Superman introducido durante el reino de los Supermanes (la saga del regreso de Superman a la vida).

Los tiempos cambian y los años pasan

Ni que hablar de los problemas que la dichosa continuidad en los cómics ha traido estos dias. Yo soy de los que defiendo que los personajes tengan un pasado y que las historias sean fieles a él. No me interesa leer 30 diferentes del "primer encuentro" de Superman con Batman, cuando ya se ha hecho una buena historia y se consideraba como "canón" del personaje, así fuera mala. En Marvel Cómics se inventaron recien una Invasión secreta para justificar porque algunos de sus personajes aparecen en más de un título al tiempo. En DC andan anunciando su Crisis Final como la solución definitiva a los problemas de continuidad (y han dicho lo mismo con cada título con la palabra Crisis en la portada desde 1986). Honestamente, a quien como lector le importa que Wolverine aparezca en cada titulo de Marvel? A mi no, eso si, siempre que el personaje sea tratado de forma consistente y se respete su naturaleza salvaje y libre. En esto le doy todo el crédito a Keith Giffen, veterano escritor y dibujante, que sostiene que al diablo la continuidad siempre que los personajes sean consistentes con lo que se espera de ellos, que aparezca en cuanto cómic quieran siempre que Wolverine se comporte como Wolverine y no como Spider-Man o algún otro. Y es que a la fecha, no conozco al primer lector que se haya roto las vestiduras porque no le explican porqué Batman no envejece y Robin si, pero si he leido muchos llamados a levantar armas cuando surgen rumores (que desafortunadamente luego se concretan) como el de Spider-Man y su nefasto pacto con Mephisto. Esta necesidad de parchar la historia pasada de los personajes se lo inventaron los escritores, no los lectores. Como dije, somos criaturas de costumbre y por eso aceptamos que ya no se mencione a la hija de Peter y Mary Jane secuestrada por Norman Osborn tan pronto nació (por allá en la saga Revelaciones que dió fin a la considerada infame saga de los clones) o que (debido a problemas legales en el mundo real) ya nadie se refiera a Superboy más que como Conner o Kon-El.

Hubo una época en que los cómics solian ser divertidos

En aquellos días, al final de cada historia, a pesar de las dificultades y sacrificios, el héroe salia victorioso y nunca perdía (ni mucho menos) sus principios. Fue una época en la que de niño quería ser el misterioso Batman, el irreverente Spider-Man y por supuesto, el todo poderoso Superman (aunque lo pusiera en apuros un tipo calvo, flaco y sin superpoderes de nombre Luthor), no solo por lo poderosos que eran en las páginas, sino porque eran una fuerza de inspiración, un modelo y un compás moral al cual aspirar a seguir. No me extraña que haya tanta violencia en las calles ni tanto niño y joven enloquecido, cuando ni siquiera cuentan con sus héroes de papel para ayudarlos a crecer. Sin embargo, pese a los medios usados, veo con esperanza que en los últimos la tendencia auto-destructiva de los superhéroes ha tendido a decrecer y a optar por un rescate del termino heroismo. Lo veo en las nuevas historias de Spider-Man dentro del ciclo que han llamado Brand new day y con Superman. Este último ha sido rescatado entre otros escritores por Geoff Johns y ha conseguido con ello que cambie un poco la mala imagen que tenia de él en el pasado. Veo surgir nuevos titulos como Lone Ranger (también conocido como El llanero solitario) que se abren espacio con personajes clásicos rescatando temas como la moral y la necesidad de hacer lo correcto por la vía correcta, aunque eso implique usar un antifaz. Pero usarlo con responsabilidad. Leo historias fascinantes fuera de la continuidad como Spider-Man: Reign, donde un anciano Peter Parker es vitoreado por su siempre rival mediático Jonah Jameson o Superman All-Star, donde un moribundo Superman recorre el camino hacia su tumba con la frente en alto y sin más remordimiento que el de no tener más tiempo para poder hacer más de lo que sabe hacer: el bien.

Supongo que es cosa de esperar que se calmen las aguas, que aquello de los pactos diabólicos y de las Crisis quede atrás y que entonces, los editores sigan pensando en continuar con historias divertidas y cargadas no solo de violencia y sexo, sino también de optimismo y conciencia moral. Para eso son los héroes a fin de cuentas, para ayudarnos a mantener alta la moral, para fijar estándares morales a seguir y para (como dijo Superman en JLA: Pesadilla de verano) "para sostenernos si caemos".

Los tiempos cambian y espero que sigan cambiando

Con fortuna, los cambios serán para bien. Si no, es cuestión de esperar, que a todos nos llega el turno de encontrar algo agradable si no en este, quizás en el próximo cambio. Son héroes de papel, pero quienes escriben sus historias son tan humanos como tú o como yo, así que toca tener un poco de paciencia. Ya llegará el día en que lea de nuevo un cómic y piense "Super!" y que el corazón se salga ya de emoción al no saber que habrá después de ese "continuará" al final de la última página.

Y se que ese día, los cómics volverán a ser divertidos.

Es sólo un punto de vista personal. Cuál es el tuyo?

Referencias:

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